Por Ángel Lara Platas
La fiscalía de Bolivia inició una investigación penal contra el ex jefe del ejército Juan José Zúñiga, quien antes de ser detenido por encabezar el intento de golpe de Estado, declaró que fue un autogolpe ordenado por el mismo presidente Luís Arce.
Arce aprovechó el intento de golpe para pedirle a la ciudadanía defender la democracia; y los bolivianos respondieron al llamado.
Franklin Pareja y Carlos Toranzo, analistas en los temas económicos y políticos, entrevistados recientemente por una periodista mexicana, coinciden en comentar lo siguiente.
Ellos consideran que hay dos hipótesis: una, que sí hubo un intento de golpe de Estado; dos, que se trató de un autogolpe o montaje hecho por el gobierno.
Argumentan que cuando los militares tomaron la plaza Murillo, no siguieron los protocolos propios de un golpe de Estado: no cortaron las comunicaciones del palacio de Gobierno ni de la casa del pueblo. No hubo violencia, al contrario, se notaba una relación amistosa entre el que golpea y el que es golpeado. Los supuestos golpistas estaban presentes en la plaza Murillo, donde está el palacio de Gobierno. Se les veía prácticamente inmóviles.
El gabinete en pleno permaneció en esa Plaza. No se les veía inquietud alguna propia de un conflicto bélico.
Los analistas consideran que la metodología de un golpe de Estado no funciona como se vio que ocurría ese día. Fue un golpe de Estado sin atacar palacio.
Especulan que se armó toda una parafernalia para favorecer la decaída imagen del presidente Arce.
El presidente Arce procuró que se hiciera pública la orden al general golpista para que se desistiera de realizar el golpe de Estado. El general adopta una actitud de suma obediencia y ordenó a su tropa dar marcha atrás.
El presidente está atravesando por una crisis múltiple: crisis económica, política y social. El montaje del golpe le sirvió para unir al pueblo boliviano en favor de la democracia y en contra del fingido golpe de Estado
Finalmente, el mandatario consiguió la solidaridad internacional a favor de la democracia boliviana
Días antes, el presidente confió a militares cercanos que su situación era “muy jodida”, que necesitaban hacer algo para levantar su popularidad
El comandante general Juan José Zúñiga, ha sido leal al presidente. Es evidente la alianza del ejército con el gobierno de Arce
Algunos senadores también coincidieron que fue un autogolpe.
Los analistas exponen el contexto en el que ocurre todo esto.
No hay dólares, no hay hidrocarburos. Existe una inflación de alimentos muy elevada.
Arce está haciendo un mal gobierno. Hay insatisfacción de la gente. Es público que Evo Morales está detrás de algunas campañas para denostar al presidente.
El baño de popularidad se lo dio con el autogolpe o con el intento de golpe de Estado
Hay fragilidad estructural, ingobernabilidad y de gobernanza; crisis económica, política y ambiental.
El presidente no tiene el marco de un partido fortalecido; tampoco tiene liderazgo ni una base social importante. Se le están empezando a desmarcar colaboradores y miembros de su propio partido. Se ve acorralado bajo una profunda presión social y política.
De acuerdo a los analistas, el supuesto golpe puede ser el gran recurso para lograr dos cosas: primero, una cohesión interna, lo que representaría apoyos desde su propio partido y de las organizaciones sociales. Segundo, el respaldo de la oposición y la adhesión internacional.
El presidente salió fortalecido de este aparente montaje.
El problema es que la crisis financiera, la carencia de dólares y la escasez de hidrocarburos, pueden estar incubando una movilización peligrosa.
Ante esta circunstancia, el presidente tendrá que endurecer sus acciones para apagar la movilización social.
Una vez fortalecido por esta intentona, puede tomar medidas más autoritarias para enfrentar las protestas. Solo es un probable escenario.